viernes, 24 de febrero de 2017

"Larrea y los Baader-Meinhof" por Blanca Riestra


CORRÍA 1966, cuando el autor más secreto de la generación del 27, Juan Larrea, recibió una carta de una tal Gudrun Esslin. El poeta tenía ya setenta y un años y había perdido, mucho tiempo ha, la esperanza de publicar aquel conjunto de poemas, escritos entre París y Madrid en la década de los treinta, que para muchos sigue siendo la única muestra de verdadero surrealismo español.

Y entonces ocurrió el milagro: Esslin irrumpe en la calma del invierno argentino para proponer a Larrea la publicación de Versión Celeste en edición trilingüe. Studio Neu Literatur habla editado ya, en 1964, la obra creacionista de Gerardo Diego le anuncia y tiene asimismo intenciones de llevar a la imprenta otros textos do la lejana vanguardia española de entreguerras. Larrea, halagado, accede. Siguen un breve cruce de cartas y el envío de los manuscritos ordenados: la edición aparecerá el año siguiente.

Y de pronto, nada más. Silencio. Gudrun Esslin y el presunto traductor, Vesper Triangel, desaparecen. Por entonces, Vittorio Bodini entra en escena con otra propuesta en el mismo sentido y Larrea los olvida. En 1966, Versión Celeste verá la luz en Milán de la mano de Einaudi. El eje Bertín-Milán parece funcionar y, en 1969, los poemas de Larrea llegan a España, treinta años después, publicados por Seix Barral, con traducciones de Luis Felipe Vivanco, Gerardo Diego y Carlos Barral.
Pero ¿qué ha sido del Studio Neu Literatur? Nadie lo sabe. El episodio Esslin dormita en la sombra. Hasta que, en 1974, ojeando la revista Ufe, Larrea descubre a una rubia Gudrun Esslin -34 años, de profesión docente- entre la nómina de los terroristas más sangrientos del momento: el Grupo Baader-Meinhof, también conocido como Fracción del Ejército Rojo, que está siendo juzgado en Stuttgart.

En 1975, Esslin, aquella chica rubia, que solía vestir con minifalda y disputaba a Meinhof el amor de Andrea Baader, aparecerá colgada de la ventana de su celda con el cable de un grabador magnetofónico. Andreas Baader. Jean Carl Raspe y Ulrique María Meinhof se hablan suicidado en la cárcel, año y medio antes. («Carne, mi querida dinamita / escucha los instantes que llegan en sus asnos secretos» -escribió Larrea).
Hace más de un mes se inauguró en Berlín, entre grandes polémicas, una exposición, la primera, sobre aquella banda terrorista fatídica, empeñada en combatir «el sistema imperialista alemán» y que dejó tras de sí un reguero de secuestros y de muertes.
ABC Cultural. 12/3 /2005, p. 15

Atentado terrorista de la RAF del 21 de mayo de 1972.

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