domingo, 3 de febrero de 2008

Cartel revolucionario

2 comentarios:

Borja Lucena Góngora dijo...

Como siempre, Rick, los materiales que eliges son fantásticos. Un gran parecido de familia hermana a esta basura revolucionaria y los desesperados intentos de tantos por hacer ver que los que no están de acuerdo con sus estupideces son unos fascistas. Es interesante y necesario, ya que de inventar una memoria tratan- que llaman "histórica" subrayando inadvertidamente que no tiene que ver con una memoria en su acepción auténtica - que recordemos toda esa propaganda stalinista que recorrió España por entonces y animó a la matanza y la persecución de "los facciosos". Es decir: cualquiera que se opusiera al stalinismo. Guardo aún viva memoria de muchas de esas imágenes que excitaban mi curiosidad y mi horror ante "el mal en sí"; esos arquetipos -como el de los burgueses representados como cuervos vestidos de frac, como el de los curas que exhibían cruces gamadas en sus hábitos sórdidos- transmitían un conocimento confuso, pero visualmente muy poderoso. Durante mucho tiempo muchos -y me incluyo- estuvimos presos de esas imágenes y esas apelaciones a lo más abisal y profundo de nustro núcleo moral, lo más emocional y ajeno a argumentaciones; el mismo núcleo del que brota la identificación entre el lobo del cuento y el mal y el horror que se apodera del niño.
Hoy recuerdo todo aquello y me asombra el poder tremendo de esa propaganda para conformar a capricho la sensibilidad moral y política. La prueba es el gran poder que aún sigue manteniendo en la generalidad del público democrático, incapaz de percibir el crimen si no es adjudicándoselo a esa entidad malévola que denomimnan "derecha". Los propagandistas de hoy, con la evidente tosquedad y mal gusto de los fanáticos redentores de la humanidad, siguen realizando una labor idéntica e igualmente eficaz; desgraciadamente sigue sin haber nada más poderoso que los arquetipos. Sólo hay que mirar la realidad política circundante para admirar cómo las ideas se solapan sobre la realidad, la asfixian y terminan por hacerse más reales -más terrible y sanguinariamente reales- que la realidad misma. Los arquetipos poseen un poder terrible y conducen a juicios categóricos e inapelables. EL éxito del propagandista estriba en lograr introducir un arquetipo donde antes existía una realidad compleja e inquieta. Creo que hoy - que advierto en discursos y artículos los mismos "curas fundamentalistas" (Moratinos en El País) o "derechistas con tripa y papada" (artículo de M. Vicent también en El País)- los propagandistas pueden encontrarse satisfechos de su labor impecable. Una vez más la idea -simple, paródica, fantasmal- ha vuelto a sobreponerse a los embates de la realidad.

Don Cogito dijo...

... muchas gracias Borja por tu contestación... pués si, en parte puse este cartel teniendo en mente la idea que tu expresas tan acertadamente... pero también, con otras -quien sabe si complementarias-como la idea "constructora" (ya sabes el stejanov de las peliculas de propaganda sovieticas, musculoso, trabajador y con una mirada clavada en el horizonte del que amanecerá el futuro)que han tenido tanto exito en los movimentos revolucionarios del sXX (... y subrayo HA TENIDO, porque creo que ese es un elemento que nos puede hacer entender la evolución que ha sufrido la izquierda en las últimas décadas...)

Pero bueno, he jugado con la ambiguedad, dejando abierta con esa imagen y ese título a diferentes interpretaciones tan válidas como la que tu -siempre de forma muy brillante- has tenido a gusto ofrecer.

PD: en la misma página en la que encontré esta imagen ya otro cartel previniendo de los borrachos (tiendo a pensar que el origen de tales casteles es mñas bien anarquista -el consejo de Aragón creo que pone- que comunista... pero bueno para el caso..)

Como siempre saludos